Recordemos aquellas horas

1935·Estados Unidos·87 min.
Recordemos aquellas horas
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El rey de Langenstein está demasiado ocupado para hacer el amor a su esposa, la cual está muy disgustada. Se marcha de palacio con la promesa de que no volverá hasta que aprenda a cortejarla y se afeite la barba. Aparece en el reino un actor que es el doble del rey, y éste le contrata para que ocupe su lugar mientras él se halle ausente en Viena aprendiendo las artes amatorias. Por supuesto, la reina se enamora locamente del hombre que cree su esposo.