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El amor de Dora, de 34 años, ha roto con ella, o peor aún: se ha casado con otra mujer. Su única alegría, la pastelería que posee, también parece estar perdida. De esta manera, Dora se decide a recuperar a su ex-novio y a su pastelería, aunque eso signifique que tenga que mentir. En el camino conoce a otras familias, así como a la nueva esposa de su ex-novio. Estos encuentros le hacen darse cuenta de que el amor al que se aferra no tiene una base real. Dora deja de vivir en un estado de autocompasión romántica, pone fin a la mentira y se abre a la posibilidad de una nueva y real relación.