Caterina se va a Roma

Giancarlo es profesor de contabilidad en un pueblo; movido por el resentimiento decide trasladarse a Roma con su mujer Agata, a la que acompleja y humilla, y su hija Caterina, a la que incita a acercarse y a intimar con las compañeras de clase que proceden de familias importantes. Caterina, que se siente desconcertada al verse en un ambiente tan distinto al del pueblo, se convierte inmediatamente en objeto de disputa y de rivalidad entre dos compañeras: Margherita y Daniela; la primera, hija de una escritora y de un renombrado intelectual de izquierda, y la segunda, hija de un importante miembro del gobierno de derecha. En el curso del año escolar, mientras que Caterina descubrirá un mundo falso y menos brillante de lo que parece, su padre experimentará la amargura del desengaño.