¡Qué sinvergüenzas son los hombres!

1932·Italia·67 min.
¡Qué sinvergüenzas son los hombres!
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Bruno, humilde chófer milanés, se enamora de la dependienta de una perfumería y queda con ella para salir. Llegado el momento, él se presenta con el coche de su empleador, cogido a escondidas, y lo hace pasar por suyo para impresionar a la chica. Mariuccia, sencilla e irreprochable hija de un taxista, cede a las galanterías del joven, que la invita a comer en una fonda de las afueras. Aquí, Bruno descubre a la esposa de su empleador y huye, abandonando a Mariuccia sentada a la mesa. En el camino de regreso, distraído por su agitación, sufre un accidente en el cual el coche queda destrozado. El patrono se enfurece y lo echa. En tanto, Mariuccia, que ha pasado una amarga noche en la fonda, decide cortar su relación con Bruno. Desde este momento, los dos empiezan a intercambiarse villanías en una cadena de golpes y reacciones que parece no tener fin, tratando de herirse mutuamente a través de los celos.